viernes, 18 de enero de 2008

Edición Verano: Nunca dejes de brillar

Es sabido que cuando se acerca el verano muchas conductas compulsivas comienzan a aflorar. Horas de gimnasio intensivo al son de una “melodía” violenta y el grito del instructor que se asemeja a un entrenamiento militar. Esfuerzos que nos cuestan pero nos encantan ya que ayudan a tonificar nuestros cuerpos blandos o a bajar esos tediosos “kilitos” que llegaron junto a una lista de innumerables NO Permitidos pecaminosos por los cuales, durante el invierno, nos dejamos tentar solo por “la puntita” (léase el guiso, la buseca, los chocolates, los submarinos, los licores y otros).
La desesperación suele ser un poco tardía. No comienza hasta septiembre u octubre, cuando las primeras olas de calor empiezan a azotarnos y nos llevan a desempolvar aquella ropa diminuta, colorida y Out de moda perteneciente a la temporada anterior.
Obviamente que, además de encontrarnos con un tono pálido – una tonalidad blanca teta, diría mi abuela, que hace que la celulitis y la flacidez se haga más visible-, notamos que el piercing del ombligo se ha perdido.
En fin, elaboramos un plan minucioso y disciplinado para recobrar la compostura. Cero calorías, mucha gimnasia, excesivo sol, largas sesiones de depilaciones completas –entiéndase que venimos de temporada esquimal, mucha ropa=muchos bellos-, exclusiva onda Light-Ser-Verde, largas horas de shopping para actualizar nuestros guardarropas: rayas y rayitas, grotescos lunares, colores estridentes, formas psicodélicas, accesorios de plástico, símil charolados[1]. Muchos permitidos que cuando quisimos usarlos en otras temporadas bien no se conseguían porque no se usaban o pasabas por ridícula. Es que esto hace la moda, de lo excéntrico-diferente, lo común…
Hay un aspecto fundamental que viene a ser el eje principal de esta entrada: nuestro cabello. Tras el secador, la planchita y las “inclemencias” del invierno, nuestra cabellera se encuentra hecha un desastre. Y más aún nos desesperamos: llega el verano, el sol, la playa, la pileta y el “egoísta” ozono que se empeña en hacernos daño… Debemos recuperar el brillo, la naturalidad, el movimiento… y para ello nos abastecemos de los mejores artefactos necesarios –accesibles, en lo posible- para paliar esta situación de emergencia estética.
Hay todo un sistema de productos orientados a esta temporada y al cuidado de la fibra capilar: shampoo y acondicionadores, cremas de peinar -que constan de un pakaging especialmente en color amarillo-anaranjado- con proteínas inimaginables y todo un montaje de aminos existentes para cuidarte de los rayos UV.
Pues bien, junto a todos los productos del verano, también vienen algunas trampitas típicas del mercado ante los voraces consumistas de estación. Y lo descubrí aquel día en el baño de mi novio cuando tomé lo que tenía a mano para leer y llegar a la concentración deseada para perpetrar el hecho del “desecho” (¿se entiende?) [2]
Era un pote de shampoo “Pantene”, marca incomparable por la textura cremosa del contenido. Sin querer, note que algo sobresalía de la etiqueta. Vaya sorpresa la mía cuando percibí que debajo de la nueva Colección Verano había una etiqueta de la edición anterior –vale la pena recordar que ésta no había tenido mucha repercusión-. Cabe aclarar que el producto es el mismo que “Reparación Intensa”, el cual se encontraba en el mercado hace algún tiempo. Otra vez más, la novedad atrapa al consumismo y nos vende farsas para poder atraer más y más consumidores bajo las trampas de las industrias comerciales y los fraudes del verano…
Ahora yo me pregunto, ¿por qué se esmeran en ligar la belleza con la ignorancia? Cómo si esto fuera poco, no sólo somos víctimas de la burla del mercado, sino de la desinformación. Tal es el caso de Liz Solari que piensa que los AMINO PRO-V son como las espinacas de Popeye y que cuando habla en la nueva publicidad de Pantene a penas puede balbucear dos palabras por lo que termina haciendo señas con las manos pretendiendo que la entendamos… "Vas por la playa y (silencio)... vos me entendes!" No Liz, no entiendo el chasquido de tus dedos… explicamelo…
Entonces, ¿cuál es la moraleja? No importa que te mientan, ni siquiera que te sometas a las diferentes tecnologías de castigo y tortura que implementan el mercado de la moda y los cánones de belleza. Nunca, pero Nunca Dejes de Brillar…


[1] Estos ítems están contemplados solo para aquellos/as que tienen un margen financiero interesante. No nos olvidemos que las Hermanas Ingalls somos estudiantes y/o trabajadoras que apenas logramos cubrir las necesidades básicas y alguna que otra remerita “lindita y baratita”… No quiero pecar de fastidiosa pero, ¿acaso no se acuerdan que con el apercibimiento de la beca correspondiente al mes de diciembre nos íbamos a poner en orbita luego de un año de excesivo estudio y gatos académicos? Dos cuestiones: ni nos pagaron la beca ni 150 pesos pueden lograr mucho…
[2] Ya alguna vez escribí sobre mis lecturas en el baño…

Acá les dejamos las fotos del fraude del verano que sacamos con Hermana Lau.










miércoles, 2 de enero de 2008

Es cierto que el tiempo es tirano y que avanza a velocidad de la luz cuando queremos que el momento sea eterno y se obstina en demorarse cuando , por ejemplo, espero a que avance la cola en el super...pero nunca una hora paso tan rapido como el sabado pasado... estaba en un cumpleaños y en menos de 1 minuto pase de las 00.00 hs a la 1 am...y esta vez no tome una gota de alcohol!!! cuanto poder tendrá la señora presidenta para esfumar el tiempo! pufffff!!! jajaja