Vuelvo del centro... y me doy cuenta que las cosas no son como uno quiere/pretende. Si de verdad comprara la mitad de las cosas que quiero y dejo para "cuando cobre", durante todo el resto del mes no comería, ni tomaría colectivos, ni saldría a la sociedad -siempre implica de plata-... (Pero sería taan feliz con mi bolso de cuero naranja...)
Tristísima realidad ésta de que los deseos no coincidan con los hechos. He dicho!
jueves, 12 de marzo de 2009
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