Pastor Corazón Te Cura De La Maldición

Zapping a la medianoche. Decenas de transmisiones simultáneas demuestran que, gracias a la tecnología, dios puede salir en la tele encarnado obviamente, en los pastores que, además de guardar la relación común de ser “enviados del señor”, son una especie de especialistas en manualidades pedorras y precarias. “La terapia del amor” aleja las maldiciones en su pareja*... Peor aún, personas que llaman y el pastor –en un lenguaje monosilábico inentendible fruto de la mezcla del portugués con español- pregunta lo mismo reiteradas veces, de distintas maneras a fin de tenerte colgado/a en el teléfono.**
Acto seguido, el señor pastor*** pide a los “maldecidos que están solos o que tienen problemas de pareja” realicen una llamada telefónica, así Él –el pastor, claro está- escribe sus nombres en unos corazones cortados sobre papel afiche colorado y luego los coloca en el aceite bendito... Poco a poco, éste muta en un color rojo fuerte... es que claro... el papel se destiñe. Pobre pastor. No puede estar en todos los detalles. Entre hacer feliz a la gente y ser bueno con las artesanías, mejor lo primero... Los más ridículo es el altar de corazones donde una pareja es tratada como abuelitos de 70 años desesperados por “fifar” y que el poderoso pastor bendice tocándole las cabezas y haciéndoles dar un piquito... Ahora, si después de esta historia te quedan ganas de llevarte tu relicario del amor –de plástico dorado-, estas cansada de estar sola/o, moris porque te pongan aceite en la cabeza y tenés unos pesos de más, te invito a que vayas a su sede, así por lo menos evitás que te roben o asalten en la calle y te lo hacen ante la seguridad del templo y la presencia del Señor.


*Lectura: si tu pareja te metió cuernos y se fue con la amante, -no es que estaba cansado de vos- sino que, seguramente, la mala energía de la otra mujer penetró al pobre infeliz e inocente hombre.
**Lectura: Seguramente existe algún convenio entre compañías telefónicas y le tiran unos manguitos a “dios”...
*** si, porque es Señor, a modo de título jerárquico y de autoridad que le confiere ser, por obviedad, el representante del otro Señor que, por problemas de materialización, aún no se presenta en vivo y directo.